Monumental Joselito (Mano a mano, Gallito y Julián Echevarría)
Monumental Joselito
(Mano a mano entre Gallito y Julián Echevarría)
Cuando se va a cumplir un siglo de la desaparición de José Gómez Ortega Joselito (Gelves, 8/05/1895), es difícil abordar algún aspecto inédito de su biografía. No obstante, hay que recordar que la construcción de las Plazas de Toros Monumentales marca un antes y un después en la historia de los escenarios que acogen los espectáculos taurinos. Estos innovadores cosos, que se empezaron a construir entre 1914-1916, fueron determinantes para aumentar la popularización de la lidia. Especialmente, porque duplicaron, o triplicaron, el número de espectadores que se podían sentar en los tendidos.
Seguramente, la razón fundamental por la que se construyeron estos magnos anfiteatros fuese la fulgurante aparición de Joselito y Belmonte, quienes tomaron la alternativa a finales de 1912 y 1913. No obstante, se asegura con frecuencia que fue Joselito El Gallo el ideólogo de -al menos-, la Plaza Monumental de Sevilla; aunque en mi opinión, en este, y todos los demás proyectos similares, aparecía el entonces empresario de la plaza de Madrid, Julián Echevarria.
Hasta donde yo conozco, nunca se ha ahondado de manera suficiente en la relación profesional que mantuvieron el hijo de la señora Gabriela y Julián Echevarría. Pues, salvo la corrida de confirmación de la alternativa -el 1 de octubre de 1912 y una segunda actuación nueve días después, en el mismo anfiteatro-, promovidas por Indalecio Mosquera, el resto de las corridas que Gallito estoqueó en el ruedo madrileño -81 sobre 83-, las organizó el empresario bilbaíno.
Ya en 1907, Julián Echevarría había pujado por el arrendamiento de la plaza de la Carretera de Aragón, en competencia con Indalecio Mosquera, que fue el arrendador del mismo. Cinco años después ocurría lo contrario…
La aventura de Julián Echevarría al frente de la plaza madrileña comenzó en noviembre de 1912, gracias al apoyo que le prestaron cuatro potentados vizcaínos (Horacio Echevarrieta[1] (Bilbao, 1870- Baracaldo, 1963), José de Amézola[2], Benigno Chavarri (Portugalete, 1856- Algorta, 1933[3]) y Enrique Borda), que estaban detrás de la “Empresa Plaza de Toros de Madrid”; sociedad a la que la ‘Diputación Provincial de Madrid’, concedió el arrendamiento de la plaza capitalina, entre 1913 y 1920, a cambio de un canon anual de 265.228 pesetas, y de garantizar 80.000 pesetas por la organización de la Corrida de Beneficencia y 13.000 pts. por la correspondiente al Montepío de Toreros.
Inicialmente, Echevarría contó en su equipo con el bilbaíno Bernardo Hierro[4] -ex banderillero de Luis Mazzantini-, a quien, un año después, sustituyó el sastre –que ya había colaborado con Mosquera-, Manolo Retana.[5]
Como experiencia previa, Julianón, como popularmente se le llamaba, había ejercido de Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Bilbao -entre 1903 y 1905-, en representación del Partido Republicano, que dirigía Horacio Echevarrieta, en Bizkaia[6]. Cuando abandonó la política -en 1906- fundó una exitosa empresa: Sebería Bilbaína[7]. Y, de manera puntual, ejerció de empresario de la plaza de toros de Bilbao.
Uno de los primeros contactos de Echevarría con la familia Gómez Ortega, tuvo lugar el mes de septiembre de 1907, cuando promovió la novillada de presentación de Fernando Gallito II (Sevilla, 18 94)[8], en el ruedo bilbaíno. Incluso, es posible que fuese el empresario de alguna de las cuatro novilladas que Gallito III, estoqueó en el mismo escenario.
Siguiendo la misma línea, en 1911, la Junta Administrativa de la Plaza de Toros de Bilbao, le adjudicó la organización de las dos corridas de la feria liberal del 2 de Mayo, en las que tenía previsto toreasen Rafael y José[9]. Incluso en 1913, cuando ya se encontraba al frente del coso madrileño, volvió a intentar que le arrendasen la plaza bilbaína para programar las mismas corridas de mayo para las que de nuevo tenía apalabrado a Rafael El Gallo y Joselito. Su relación con el segundo diestro sevillano, le llevó en 1914 a intermediar en nombre de la Junta Administrativa bilbaína, para que participase en las Corridas Generales.
Joselito y el coso madrileño
Según parece, la primera temporada -1913- de Julián Echevarría al frente de la plaza madrileña, el negocio no le fue demasiado bien. No obstante, Joselito -que había tomado la alternativa unos meses antes- estoqueó el festejo inaugural de la temporada –el Domingo de Ramos- (toros de Prudencia Bañuelos, de Colmenar de Oreja: Castor Jaureguibeita, Manolete y Malla), al que siguieron siete corridas más a lo largo del año. Por cierto, a este festejo acudieron 1.500 socios del Club Cocherito de Bilbao, a presenciar la reaparición de Cástor Jaureguibeita en Madrid, que llevaba cinco años ausente, debido al pulso que mantenía con Indalecio Mosquera.
La temporada de 1915, siguieron progresando las buenas relaciones entre Joselito y Julianón; tanto que el 5 de abril, protagonizó -un año más-, la primera corrida del abono madrileño, a la que siguieron doce actuaciones a lo largo del curso, incluidas las de Beneficencia, la Prensa y el Montepío de Toreros.
Sólo la temporada, 1916, el empresario vizcaíno anuncio a Joselito en 40 festejos, una prueba más de la excelente sintonía que mantenían. Un año después, compareció once tardes en el coso de la carretera de Aragón -los meses de mayo, junio, julio y septiembre-. Este mismo año, Echevarría, gracias a la organización de 23 corridas de toros, 40 novilladas, varios festejos nocturnos, algunas mojigangas, e innumerables becerradas, consiguió otros tantos éxitos -artísticos y económicos- gracias a la alta ocupación de los tendidos.
Monumental Joselito
Parece pues evidente, que la relación de Julián Echevarría con José Gómez Ortega fue muy intensa desde que se conocieron, especialmente, a medida que el sevillano se fue consolidando como primera figura del toreo y máxima atracción de espectadores.
Como es sabido, se adjudica al de Gelves ser el ideólogo de estas modernas plazas; y especialmente, de la Monumental de Sevilla. La idea de José -y Echevarria-, pretendía que acudieran presenciar sus actuaciones un mayor número de espectadores, a la vez que se abaratasen los precios de las entradas. De igual manera, parece evidente que también el empresario secundó estos proyectos, tal como recordó uno de sus hijos:
“…la constitución de la empresa bilbaína de la plaza de toros de Madrid, contaba, además, con las tres (plazas) de Barcelona, la Monumental de Sevilla y la de Valladolid. (…) Se disponía a controlar los principales cosos taurinos de España de no haberlo interrumpido la muerte de su consejero-gerente Julián Echevarria en un accidente de automóvil en julio de 1917”.[10]
Lo que no parece claro es quien influyó en quién, ¿Joselito en Echevarría o el empresario bilbaíno en el diestro sevillano…? Lo que es indudable, es que a partir de 1916, se inauguraron las primeras plazas monumentales.
La primera en la Ciudad Condal. Ángel Sonseca Rojas[11], cuando escribe acerca de la inauguración de la Monumental de Barcelona recuerda que “Se trata del primer eslabón de una cadena de recintos planeada por Gallito”. Aunque en la práctica, Julián Echevarría fue quien inició su expansión empresarial en Barcelona. Tras el coso madrileño, su segunda decisión fue hacerse -entre 1916 y1924-[12] con la Plaza Monumental (24.349 espectadores).[13] Previamente, se debió acometer la ampliación de la antigua plaza del Sport, para reconvertirla en la Monumental[14], la cual se inauguró oficialmente, el 27 de febrero de 1916, con la presencia de Gallito Chico (Toros de Benjumea, Francisco Posada y Juan Sainz Salerí II.
Pero el proyecto de expansión empresarial no terminó en Barcelona. El mismo año, Julianón arrendó la plaza de Valladolid durante dos temporadas (1916-1917), en la que Joselito y su hermano Rafael, actuaron siete tardes. Seguramente la muerte prematura del empresario bilbaíno puso el punto y final a este proyecto.
Ilusionado con la marcha de los negocios en las plazas de toros bajo su control, Echevarría, tomó en arrendamiento el segundo coso barcelonés, Las Arenas (15.000 espectadores). Aunque tuvo que resolver algunos problemas, que afectaban a su relación con Juan Belmonte -que le acusó de ponerse de parte de Gallito-, por lo que tuvo que asumir las contratas que el Pasmo de Triana tenía firmadas con la anterior empresa, quien inicialmente había tomado la decisión de no torear en ninguna de la plaza barcelonesa.
Monumental de San Bernardo
Además de las cuatro plazas de toros que tenía en explotación-, el siguiente paso de Julián Echevarría -aparentemente, objetivo de Joselito-, fue participar en el proyecto de la futura Monumental de Sevilla. Por desgracia -el mes de abril de 1917-, al realizar las pruebas de resistencia, previas a su inauguración, una parte de la estructura del coso se derrumbó. Hubo que esperar un año para inaugurarla, con una terna que encabezaba Gallito Chico (Posada y Fortuna y toros de Contreras), el 6 de junio de 1918. Los trabajos se habían iniciado tres años antes de la mano de los arquitectos Francisco de Urcola y José Espiaú. Ya hacía un año que había fallecido el empresario bilbaíno. De manera que la desaparición definitiva de la Monumental de San Bernardo quedó marcada el día queBailador segó la vida de Joselito.
Por otro lado, Juan Belmonte, en 1918, no toreó en España pues se permaneció todo el año en América, en un viaje de novios interminable. A su vuelta, la temporada de 1919, siguió haciendo el paseíllo en la Maestranza (12.000 espectadores), pero no en la Monumental (23.000 espectadores), al contrario que José, que sólo se anunció en la plaza nueva. Fue tal la división de la afición sevillana, y tanta la presión de los influyentes maestrantes que amenazaron con impedir la presencia del trianero en el coso de Madrid.
En la Monumental sevillana Joselito estoqueó 17 corridas. Tras su muerte en 1920, sólo se programaron la corrida de la prensa, la de la Virgen de los Reyes, y las correspondientes a la Feria de San Miguel. El fracaso del proyecto, llevó a la ruina a su impulsor, el millonario José Julio Lissén Hidalgo -inicialmente, socio de Julián Echevarria-.
Monumental de Madrid
En 1916, al menos Julián Echevarría -y seguramente también Joselito-, avaló la construcción de una plaza Monumental, en Madrid (24.000 espectadores); diseño que encargaron al arquitecto José Espeliús. Su primer emplazamiento se encontraba en unos terrenos adyacentes al antiguo Hipódromo, al norte de la capital, cerca del actual Estadio de Bernabéu.
La primera medida que se tomó fue la constitución de una sociedad mercantil -en la que participaba Julián Echevarria-; proyecto, que desgraciadamente, no arrancó hasta 1923, cuando ya habían fallecido los ideólogos del mismo.
Como es sabido, la construcción de la Monumental de Las Ventas, no finalizó hasta 1929. Se inauguró en 1931; y no comenzó a funcionar con regularidad hasta octubre de 1934. Aunque, parece que el proyecto de la Monumental, y el de Las Ventas, no eran el mismo.
Accidente mortal
Echevarria estaba muy ilusionado con la empresa que había puesto en marcha, salvo cuando tenía que enfrentarse a los problemas que le generaba Rafael El Gallo, a quien su hermano José imponía en los carteles hasta el extremo que un revistero de ‘Toros y Toreros, publicó una carta dirigida al empresario:
Al Sr, D. Julián Echevarría.
Por respeto y consideración al publico, Sr. Echevarría aconsejamos a usted prescinda en lo sucesivo del espada. Rafael Gómez El Gallo, que desde hace bastante tiempo a esta parte viene demostrando ser incapaz de justificar en ningún grado su papel en el ruedo, resultando, por tanto, una burla al publico hacerlo figurar en los carteles como así mimo que cobre 7.000 pesetas, que es la suma que tiene usted que abonarle por sus hazañas, de las que no hay precedentes en la historia del toreo. Ni actuando gratis se puede tolerar lo que ha venido haciendo.
Si su hermano José Gómez Gallito se lo impone a usted hágalo saber públicamente a ver sí de una vez se termina con ciertos procedimientos abusivos que son realmente inadmisibles que se las sufrague el hermano de su particular bolsillo, pero no con perjuicio del negocio que usted regenta y a costa del publico.[15]
Por desgracia, el ambicioso proyecto de Julián Echevarría, no pudo alcanzar la meta final…Después de cinco temporadas al frente de las plaza madrileña, de la Monumental y Las Arenas, barcelonesas, del coso de Valladolid y con los proyectos de las monumentales, sevillana y madrileña, en marcha…- , la suerte le dejó sonreír, el 25 de julio de 1917; día que perdió la vida en un accidente de circulación, entre las localidades burgalesas de Pancorbo y Miranda de Ebro, cuando regresaba a disfrutar de las vacaciones en Bilbao[16]. A su entierro asistieron todos los toreros vizcaínos (Cocherito, Fortuna, Ale, Lecumberri…). Y, entre los cientos de coronas que se colgaban de los coches fúnebres, se encontraban las correspondientes a las empresas de las plazas de Madrid y Barcelona, y las enviadas por Rafael y José Gómez Ortega.
Lo mismo sucedió a Gallito Chico tres años después… Como todos los años, fue uno de los nombres fijos de la corrida de Beneficencia de 1920. El día de San Isidro, fue la última ocasión que pisó el ruedo capitalino, que seguía controlado por los capitalistas bilbaínos. Veinticuatro horas después de su muerte, Manolo Retana sería el encargado de adquirir el mejor féretro que encontró en Madrid, atendiendo la solicitud de Ignacio Sánchez Mejías. Entre los cientos de coronas que llegaron al domicilio madrileño del torero (Calle de Arrieta, 12. 1º. Izda.), se encontraba el del empresario de la plaza de Madrid, José Amezola.
La Monumental madrileña y el Teatro Real
Cuando falleció Julián Echavarria, se puso al frente de la empresa: José Amezola, quien siguió contando con Manolo Retana. A finales de 1916, Joselito y Amezola, habían pagado de su bolsillo un encierro de Manuel Santos que se lidió en un festival a favor del peón Blanquito, para compensar la floja asistencia de espectadores.
Amezola[17] -exdiputado monárquico-, los primeros meses de 1920 -año que finalizaba el arrendamiento de la plaza de Madrid-, recibió una llamada del Rey, Alfonso XIII, rogándole se hiciese cargo de la gestión del Teatro Real, con la promesa de ayudarle a seguir al frente de la plaza de la Carretera de Aragón.
Tres años después, los hijos del capitalista bilbaíno -que falleció en 1922-, casi se arruinan por culpa del Teatro Real, que se tuvo que clausurar pues amenazaba con derrumbarse a consecuencia de la construcción de una línea del ferrocarril metropolitano que unía la Puerta del Sol con la Estación del Norte, que hizo se resistieran los cimientos del edificio.
La ambición empresarial de Julián Echevarría también le llevo a intentar hacerse con una plaza de toros que se proyectaba en San Sebastián, diseñada por el mismo arquitecto que la sevillana. Incluso la plaza de Granada (1928), se inspiró en la influencia ‘monumental’ de Joselito. De similar manera se abrieron otras plazas de inspiración similar en Logroño (1915), Albacete (1918), Pamplona (1922), Huelva (1968) … E, incluso, en varias republicas americanas.
Antonio Fernández Casado
Expresidente del Club Cocherito
Socio Supernumerario de la Real Bascongada Amigos del País
(Conferencia pronunciada en el Aula de Cultura del CEU/ Universidad San Pablo de Madrid)
Enero, 2020
[1]. Horacio Echevarrieta fue un hombre con intereses en casi todos los campos empresariales relacionadas con la siderurgia, el sector naval, la banca, la energía…Fue diputado republicano por Vizcaya.
[2]. Diputado monárquico por Durango.
[3]. Benigno Cirilo Chavarri y Salazar, con una muy buena formación académica, desde muy joven se dedico al mundo de los negocios, fue uno de los impulsores de los avances en materia ferroviaria. Gran parte de su fortuna se la debe a sus intereses en la mina de los Montes de Triano.
[4]. Cuando al finalizar la temporada de 1913, finalizó su relación laboral redactó un folleto con el titulo: ‘Echevarría y el que suscribe. Mi separación de la empresa de la plaza de toros de Madrid’, en el que intentaba explicar su salida de esta sociedad.
[5]. Falleció en Carranque (Toledo), 1897- Madrid, el 6 de febrero de 1932. Últimamente ostentaba un cargo de confianza con Dominguín. Autor del folleto: Diez y seis años de representante de la Plaza de Toros de Madrid (Conversaciones con D. Manuel Retana).
[6]. Diputado por Vizcaya, que -entre otras iniciativas- fue el artífice de una ampliación de la Gran Vía madrileña.
[7]. Bajo la denominación “Sebería Bilbaína”, a finales de 1906, se constituyó en Bilbao, esta nueva empresa -con un capital social de 100.000 pesetas- cuyo objeto era la explotación de sebos y sus derivados. Su primero consejo de administración lo formaban: Narciso Salaverria, Julián Otalde, Marcelino Santibáñez, Manuel Larrazábal, Juan Mintegui, Fernando Blanco, Modesto Pérez y Inocencio Elola.
[8]. No paso de banderillero, y trabajó en la cuadrilla de su hermano José. Falleció en 1922.
[9]. Recordaba el final de la III Guerra Carlista y Sitio de Bilbao.
[10] Adolfo Echevarria. Vizcaya Taurina. 1973. Federico Echevarria. Torero y Pintor.
[11]. Sonseca Rojas, Ángel. (2008) El cartel taurino, la sociedad y los toros (1820-1920). Tomo II. p.381. Madrid.
[12]. El autor del proyecto fue el arquitecto Ignacio Más Morell, y la dirección de obras correspondió a Domingo Sugrañes, arquitecto-ayudante de Antonio Gaudí.
[13] . Encargó el nuevo e ilusionante proyecto al arquitecto don Ignacio Mas i Morell, llevando a cabo la dirección de la obra don Domènech Sugrañes Gras y perteneciendo al frente de la dirección administrativa don José Ubach y Martí. Durante todo el año 1915 se llevó a cabo la reforma y la plaza Sport, obra del arquitecto Joaquín Manuel Raspall, no albergaba ningún festejo taurino, como es lógico, pues era objeto de una gran reforma de ampliación para ser dotada de mucho mayor aforo, por lo que pasó de unas 8000 localidades a 24.000 de que iba a disponer la flamante Monumental. Previamente, Milá había rescindido el contrato a los anteriores arrendatarios de la plaza (Luis del Castillo, Rafael Alba y Abelardo Guarner).
[14]. La empresa de Madrid nombró administrador a Juan Gum. Como responsable del equipo médico al doctor José María Bartrina, al frente del servicio de caballos siguió el contratista Francisco Jiménez “Quico”, y de encargado de los corrales Serafín Grego. Como jefe de personal continuó, Juan Canals, con treinta años de experiencia en el servicio, y en el servicio de banderillas y puyas el popular picador José Escolar Colita.
[15] Montera. Toros y Toreros, 17 de abril de 1917.
[16]. Echevarría era muy aficionado a los automóviles -en los que se pasaba media vida-. Presumía de tener un vehículo que “era una centella” con el que corría a la mayor velocidad posible.
[17]. Amezola, sustituyó a los señores Volpini y Zenatello, en sus “derechos y obligaciones” como empresarios del teatro Real.
A costa de notorias perdidas, la Empre-si de D. José de Amezola ha conseguido, en dos años de gestión, restaurar el crédito del teatro Real, con el exclusivo objeto—«declarado oficialmente ante el gobierno y delegado regio, y públicamente ante los directores de la Prensa madrileña, reunidos hace poco bajo la presidencia de! señor director de Bellas Artes—de realizar «prácticamente» las aspiraciones legitimas de los autores y compositores españoles.