Garapullos por Máuseres: 20 de mayo,1936. El conflicto taurino se agrava con la agresión al periodista K-Hito

20 de mayo,1936. El conflicto taurino se agrava con la agresión al periodista K-Hito

 Un intenso temporal de lluvia, granizo, y viento obligó a suspender los festejos feriados previstos los días 17, 18 y 21 de mayo de 1936 en la principal plaza de toros de Madrid. La opinión de los revisteros se encontraba dividida respecto al conflicto hispano-americano. Por su parte, Curro Castañares, en El Debate se mostraba partidario del libre intercambio de toreros, nacionales y extranjeros, sin ningún tipo de porcentaje con el argumento de que el arte no entiende de fronteras; opinión que compartía Ricardo García López K-Hito (Villanueva del Arzobispo, 1890 – Madrid, 1984), crítico del diario Ya, quien igualmente defendía la posición gubernamental proclive a la actuación de los matadores foráneos sin ningún tipo de cuota.

 

Llegados a este punto, la tarde del 20 de mayo un amplio grupo de toreros –entre los que sobresalían los subalternos Parrita y Blanquito– agredió por la espalda a K-Hito en el café Alhambra de la calle Sevilla), punto de encuentro de los aficionados a la fiesta brava; a quien le rompieron las gafas y le causaron heridas en la córnea izquierda y en otras partes del rostro. Un rato después las fuerzas de asalto detuvieron a los agresores.

 

El 2 de junio un amplio grupo de amigos y colegas de profesión promovieron un banquete de desagravio al caricaturista y revistero agredido a traición en el restaurante Molinero, al que se sumaron más de doscientos comensales, entre los que sobresalía la presencia de varios estoqueadores de nacionalidad mexicana, encabezados por Lorenzo Garza. Los toreros hispanos no solo evitaron condenar la agresión, sino que se abstuvieron de asistir a la comilona. Los años de la Guerra Civil, K-Hito se refugió en Valencia, donde se ganaba la vida ejerciendo de profesor de caligrafía.

 

Dos días más tarde se reactivó el conflicto taurino hispano-mexicano coincidiendo con el anuncio de la cuarta corrida del abono madrileño del mes de mayo, tarde que estaba prevista la actuación de Armillita. Con anterioridad, la autoridad gubernamental comunicó que la solicitud de huelga legal que había presentado el colectivo taurino no surtiría ningún efecto legal al considerarse que se había presentado fuera de plazo.

 

Estos mismos días dos desconocidos novilleros aztecas, Gabino Aguilar y Ruiz, fueron los primeros que tomaron la decisión de retornar a su país.

Mientras tanto, continuaban abiertas las negociaciones en el Ministerio de Trabajo tendentes a solucionar el conflicto taurino, con la presencia del cónsul de México, Sr. Vila, y de varios estoqueadores de su misma nacionalidad y españoles. Durante las mismas, Lalanda propuso que el número de actuaciones de los toreros foráneos no superase la cifra de 32 –el doble de la que los españoles habían toreado el año anterior en las plazas mexicanas–, y no el mismo número de festejos que los espadas charros habían pasaportado en las cosos hispanos el curso precedente.

 

Unas horas más tarde, Marcial, que había recobrado la libertad, convocó una asamblea gremial en el Teatro Maravillas en la que expuso a sus correligionarios la marcha de las negociaciones. Entre los oradores que ocuparon estrado se encontraban Maravilla, Eladio Amorós, Victoriano de la Serna, Parrita, Díez Durruti, Reina, José Echevarría, Castillo y Joselito Martín.

 

Entre todos ellos, Domingo Ortega fue el único que se manifestó contrario a continuar con la huelga por entender que perjudicaba los intereses nacionales en general, y de unos 80.000 españoles residentes en México, en particular; opinión a la que sumó el subalterno Martín Dargel Farelo Manteca (Navalcarnero, 1904). Finalmente, la asamblea aprobó la propuesta de Lalanda, siempre dentro de la legalidad y respetando los plazos legalmente establecidos, de continuar con la huelga. La votación solo registró los votos en contra de Ortega y de los subalternos Fernando Cepeda Viaña –ayudante del toledano y previamente de Armillita– y León Manzaneque González Platero.

 

En cualquier caso, y a pesar de las presiones que estaban sufriendo, se acordó, provisionalmente, dejar libertad de acción a todos los afiliados que quisieran seguir toreando los días siguientes mientras no recibiesen órdenes en contra. La ausencia de acuerdo y la detención de algunos dirigentes taurinos forzó al colectivo a mantener la convocatoria de huelga indefinida.

 

El 23 de mayo varios representantes de los colectivos taurinos fueron de nuevo detenidos por su reiterada negativa a torear. La relación de reclusos se incrementó con los nombres de José Paradas, José Codes Melones, Antonio Lucrín Farnesio, Luis Prados Litri II, Luis Fuentes Bejerano, Natalio Sacristán Fuentes, Cástulo Martín, Alfonso Gómez Finito de Valladolid, Silvino Zafón Niño de la Estrella y Antonio García Maravilla.

 

 

Antonio Fernández Casado

editorialacatedra@editorialacatedra.com

 

miércoles, 5 de noviembre de 2014