El Adelantado de Segovia. Todos contra el Cordobés

Todos contra El Cordobés

 

  • Al comienzo de los años sesenta del siglo pasado, ya habían transcurrido mas de veinte años desde la finalización de la Guerra Civil, década en la que amaneció una magnifica generación de nuevos matadores de toros, llamados a sustituir a los legendarios nombres de Manolete, Luis Miguel, Pepe Luis, Arruza, Antonio Bienvenida…, y ,en menor medida, a Julio Aparicio y Litri. Entre la nueva nomina de artistas del toreo, destacaban, sobre todos los demás, Antonio Ordoñez, Paco Camino, Diego Puerta, Santiago Martín El Viti..; y, en menor medida, los irregulares Curro Romero, Antonio Chenel Antoñete… En la cola del pelotón trataban de hacerse un hueco en las combinaciones: Ostos, Luis Segura, el portugués José Julio; Mondeño, los venezolanos, hermanos Girón; Murillo, El Pireo, Zurito, Chacarte, Pedrés, Dámaso Gómez…

 

  • Antonio Ordóñez fue el gran matador de toros de los años cincuenta y de una gran parte de los sesenta. Máximo exponente de la escuela rondeña, interpretaba el toreo con una hondura sin par. El hijo del Niño de la Palma fue el heredero natural de Joselito y Belmonte. Una de sus temporadas cumbres fue la de 1959. El critico, Manuel Rodríguez[1] dejó escrita una emotiva descripción de su perfil artístico: “La faena de Ordóñez a ‘Gaviota’ fue una maravilla de temple y un autentico monumento viviente a la verdad del Toreo, echando la pierna adelante y desmayando los brazos para alumbrar cada lance y cada pase. Y quiso matar recibiendo. Recetó dos pinchazos en los dos primeros intentos pero agarró después una colosal estocada en la suerte de recibir, siéndole concedida los dos orejas de uno de los toros más maravillosamente toreados que quepan imaginarse”.
  • A pesar de que hemos sido testigos directo de parte de esta etapa fundamental de la historia del Toreo, vamos a tomar prestadas distintos pasajes de algunas de las magistrales crónicas que Antonio Díaz-Cañabate escribió en el ABC acerca de los principales figuras de la fiesta de esta generación, como fueron Antonio Ordoñez, Paco Camino y Manuel Benítez. La temporada de 1961 fue mágica para el diestro de Ronda, a quien el revistero[2] madrileño loaba con admiración: “Antonio Ordóñez, en la plenitud de poderío físico y torero; que desembarazadamente se traga los repechos, con que facilidad escala la para tantísimos inaccesible meta de la perfección“(…)”Me atrevo a asegurar que Antonio Ordóñez ya ha llegado a lo más arduo de alcanzar en todo arte: a la regularidad en la perfección”. Ordóñez volvió a ofrecer una mas de sus muchas buenas tardes de toros, que de nuevo mereció el reconocimientos de Díaz- Cañabate: No fue una faena de asombro. Fue el asombro de un paréntesis en medio de la vulgaridad. Fue una faena reposada, como carantoña de brisa en tarde bochornosa. Fue el soplo suave del aire de la elegancia, del buen gusto, de la quietud…”

 

  • De igual manera, el magistral revistero madrileño[3]fue un admirador incondicional de Paco Camino, a quien dedicó algunas crónicas inolvidables como la correspondiente a la tarde que se presentó de matador de toros en Bilbao, el verano de 1961; ocasión en la que resultó cogido de extrema gravedad en el momento de estoquear: “Aprecio en toda su dimensión la magnifica, excepcional faena de Paco Camino”(…)“Paco Camino fue clásico torero antiguo, que se diferenciaban de los modernos en que no llevaba la faena hecha, sino que ejecutaban la que cada toro reclama“ (…)”Toreó por bajo, que solo los grandes maestros han ejecutado con la limpieza y la técnica que empleo Paco Camino”. El mismo diestro de Camas ofreció otra portentosa faena, en la que desplegó su gran capacidad de lidiador inspirado y poderoso, reseñada por periodista Carlos Barrena:[4]Señores, ante este muchacho hay que descubrirse. Lo de ayer fue sencillamente extraordinario. Fue un curso de bien hacer, para demostrar, una vez más que el secreto en los toros es el conocimiento de las suertes y de las reses. Paco Camino torea más con la cabeza que con los brazos, pero ayer toreó con los brazos, la cabeza y el corazón de forma maravillosa”. Díaz Cañabate, volvió a insistir reseñando otra magistral actuación del maestro de Camas[5]: “Hoy has toreado como un gran torero, como ese torero que demasiadas veces dejas en reposo acotado en la galbana. Hoy has sido un gran torero y también un gran matador en el segundo. La estocada con que lo mataste fue bellísima. No te dieron más que una oreja. Toma, la otra te la doy yo. “Paco Camino posee un manantial de buen toreo que nunca se desborda. Lo administra con cuentagotas. Cierto que estas gotas son puras, cristalinas, frescas, pero no apagan la sed que tenemos de verle torear con mas decisión y frecuencia[6]El todavía Niño Sabio, una vez más, refrendaba sus triunfos temporada tras temporada, en las que mostraba que no solo era un torero artista sino poderoso.
  • En el polo opuesto a los estoqueadores rondeño y sevillano, en la forma y fondo de entender y practicar la Lidia, se encontraba el “terremoto” Manuel Benítez El Cordobés, que llenaba las plazas hasta la bandera todas las tardes que se vestía de luces; el primero que consiguió le pagasen un millón de pesetas por fundicion. Sus funciones gozaban de un extraordinario fervor popular. De todas las maneras, todavía el segundo año de alternativa las criticas que le dedicaba Cañabate[7]resultaban demoledoras: “El Cordobés bailo con la capa. El Cordobés estuvo haciendo como que toreaba lo menos media hora, entre las aclamaciones frenéticas de la gente, que ya se volvió completamente loca cuando dio unas vulgares manoletinas”. El mismo revistero[8], al menos encontró alguna virtud destacad en su extravagante manera de representar la Lidia: No soy un intransigente purista. Comprendo y admito que cada maestrillo tenga su librillo. El de Manuel Benítez es el de la emoción. Para ello se coloca en un terreno muy comprometido, no ya por lo peligroso, sino por lo difícil que es torear desde él”.
  • En el balance artístico correspondiente a la temporada de 1968, Antonio Díaz-Cañabate[9]dejó escrito un análisis de tintes sociológico muy realista acerca de las claves sobre las que sustentaban los éxitos de El Cordobés, en el que destacaba el poder de atracción que ejercía sobre las masas, en general, y sobre el sexo femenino, en particular, que abarrotaba los circos taurinos, cada vez que anunciaban al hijo del Renco:La plaza estaba llena de idolatras cordobesistas. Con seguridad mas de diez mil mujeres, de toda edad y condición, no tenían mas ojos que para su ídolo, al igual que para las beatas, adoradoras de un santo determinado, sobra todo el santoral”(…)”Lo proclamo con toda lealtad. Salta muchísimo mejor que la rana más acrobática como la gente también lo reconoce, las ovaciones son ensordecedoras”.

 

 

 

 

Antonio Fernández Casado

 

Autor, entre otros libros, del Diccionario Taurino Guipuzcoano (De la plaza de toros de Mondragón al torero pintor Ignacio Zuluaga) y Toreros de Hierro Vizcaíno (Diccionario de Toreros Vizcaínos)

www.editoralacatedra.com

publicado en El Adelantado de Segovia.

 


  • [1] Manuel Rodríguez. El Taurino Grafico, 1982. Primer centenario de Vista Alegre.
  • [2] Antonio Díaz-Cañabate. ABC. Sábado 26 de agosto de 1961.
  • [3] Antonio Díaz-Cañabate. ABC. Miércoles 23 de agosto de 1961.
  • [4] Carlos Barrena El Correo Español- El Pueblo Vasco, 22 de agosto de 1962. Variedad Artística o el Arte de Lidiar.
  • [5] Antonio Díaz- Cañabate. ABC. Sábado, 24 de agosto de 1963.
  • [6] Antonio Díaz- Cañabate. ABC. Martes, 20 de agosto de 1963.
  • [7] Antonio Díaz- Cañabate. ABC. Domingo, 25 de agosto de 1963.
  • [8] Antonio Díaz-Cañabate. ABC. Jueves, 20 de agosto de 1964.
  • [9] .Antonio Díaz-Cañabate. ABC. Jueves. 22 de agosto de 1968.