Marketing Taurino
La imprescindible reconversión de las empresas taurinas
La temporada taurina de 2013 fue una de las más grises que se recuerdan en lo que se refiere a la asistencia de espectadores. Por desgracia, esta caída en picado nos recuerda a los pasados años de la transición política en que los toros estuvieron a punto de desaparecer de la arena de escarabilla de Vista Alegre.
No descubro ningún secreto sí afirmo que la Fiesta se encuentra inmersa en una crisis muy profunda. Especialmente, porque esta fallando el elemento básico: la asistencia del publico. Sin espectadores –y correspondientes beneficios económicos- no hay espectáculos de ninguna clase. Por lo tanto, creo que ha llegado la hora de realizar un análisis en profundidad en dirección a la búsqueda de un catalogo de soluciones que se debieran poner en practica con urgencia para evitar que la Fiesta acabe desapareciendo. No se puede esperar a que sean los matadores, los empresarios, los ganaderos, o las administraciones publicas, quienes solucionen esta situación de emergencia. Es la hora de replantearse la reconversión integral del entramado sobre el que se soporta la industria taurina. De abajo arriba. Por ello, desde el punto de vista del Marketing Taurino, se comienza analizando el papel que debiera jugar la Cantera, con mayúscula, pues sin aspirantes al doctorado taurino las corridas de toros tienen los días contados.
Pongamos como ejemplo a la plaza de Bilbao. Una de las cinco catalogadas de 1ª categoría (otras dos, Barcelona y San Sebastián, están cerradas para sonrojo de la afición). En 2013, la programación taurina que ofreció en el coso norteño se redujo a los nueve festejos de las Corridas Generales: sin una sola novillada, festival, o becerrada más que reseñar.
Al mismo tiempo, analicemos una escenario equivalente: el Atletic Club; que en estos momentos cuenta con equipos de futbol en 1ª, 2ª B y 3ª división, alrededor de 8 equipos en las categorías juveniles, cadetes y femeninas (220 futbolistas) y varias docenas de equipos convenidos en el resto del País Vasco y Navarra. A los que hay que sumar los 566 equipos que conforman el fútbol base vizcaíno (alrededor de 12.445 jugadores) de los que se puede surtir para completar los veintidós jugadores de la primera plantilla. A este colectivo se le podían añadir 124 equipos escolares (2.700 jugadores).
La conclusión es clara. Vista Alegre -ni la mayoría de las plazas de toros- cuenta con una cantera de aspirantes dispuesta a seguir los pasos de los mas de veinte matadores de toros nacidos en Bizkaia. Por lo tanto, una de las primera medida que se debería tomar, desde el punto del marketing, es que todas las plazas de toros, comenzando por las de primera categoría, contasen con una Escuela de Tauromaquia.
La Liga Taurina
En estos momentos existen alrededor de una treintena de Escuelas Taurinas en diversas ciudades de Andalucía, Madrid, Valencia; Alicante, Salamanca, Guadalajara, Albacete Cuenca, Tudela; e incluso, Barcelona…El resto de las urbes, con plaza de toros o sin ella, no ofrecen este aprendizaje básico.
Supongamos que un numero significativo de las plazas de toros contase con escuelas de tauromaquia, a las que asisten diversos aspirantes a la Cátedra taurómaca, clasificados de acuerdo con los grados de formación correspondientes. En paralelo, cada una de estos institutos podría contar con un nomina de profesores- matadores de toros. Al mismo tiempo, que debieran ofrecer una formación reglada que incluyese clases practicas en las ganaderías; las cuales debieran colaborar en la formación del alumnado.
El siguiente paso, de la formación de la cantera taurómaca, pasaría por la organización de una Liga de Escuelas Taurinas, con un numero mínimo de festejos a lo largo del año: con picadores, sin picadores, becerradas…, coincidentes con la celebración de las principales ferias (tal vez en horario matutino o nocturno), en las que participarían los alumnos más destacados de cada una de las Escuelas: a nivel regional, autonómico y nacional. En paralelo, los miembros de las cuadrillas debieran ser el resto de los discípulos.
Al mismo tiempo, se debieran buscar formulas promocionales imaginativas que hiciesen viables este tipo de competiciones. Por tanto, sería recomendable, que cada plaza contase con un experto en marketing, encargado de la búsqueda de formulas de financiación que hiciesen económicamente viable la Liga Taurina. En paralelo, en su promoción se debieran implicar todas las peñas y clubes taurinos. Los precios de los boletos serían populares, con campañas de publicidad directa en sus propias instalaciones: patios de caballo, fachadas exteriores, puertas de acceso, tendidos, barreras…, e incluso en los vestidos de torear. En el mismo sentido, se podrían realizar concursos de diseñadores de vestidos de torear a cargo de jóvenes modistos-as locales, los cuales se podrían exhibir al finalizar los festejos.
Por supuesto, se debiera exigir a la Administración que no cobrase impuestos en este tipo de festejos. Al mismo tiempo, como parte de la programación, se debiera solicitar a los empresarios que se impliquen en la promoción de la Liga Taurina para que no se quede en una quimera. De manera complementaria, desde el punto del Marketing Taurino, no creo que sea demasiado exigir que una parte de los precios de las entradas que se paga por asistir a las principales ferias taurinas sirviesen para financiar el calendario anual de novilladas.
La Afición
Sin espectadores no hay espectáculo de ningún tipo. Es evidente que a cualquier tipo de festejo taurómaco asisten al menos tres grupos de espectadores: los abonados, los socios de las peñas y clubes taurinos- a veces también abonados-, y el publico en general. A ciencia cierta, cada uno de estos conjuntos de potenciales clientes tiene unas expectativas diferentes cuando acuden a un festejo.
La primera reflexión que debemos plantearnos es que ninguno de estos segmentos del mercado tiene la menor capacidad de decisión en la organización de las funciones que se programan. En las plazas de toros no hay socios que puedan exigir o participar en las combinaciones de toros y toreros que se anuncian. Los espectadores son meros paganos de sus boletos, con el único derecho a no adquirir los correspondientes al año siguiente sí no están satisfechos con el espectáculo que han presenciado. Es evidente que en los tiempos que corren -sí se quiere revitalizar la Lidia- que su papel debiera ser mucho más activo. Las empresas e instituciones propietarias de los cosos, debieran ser las primeras interesadas en que participasen a la hora de decidir las combinaciones de toros y toreros. Tienen que sentir las corridas como algo propio y cercano.
En segundo termino, se encuentran las peñas y clubes taurinos -la mayoría con objetivos más o menos culturales, cuando no de meros seguidores de un estoqueador determinado-, quienes en un escenario taurino renovado, debieran cambiar sus principios fundacionales. Pues, junto a los abonados, conforman la base social sobre la que se asienta la Fiesta. Debieran ser mucho mas activos en la promoción de la Cantera y Liga Taurina, correspondiente. De igual forma, deberían aumentar su base social atrayendo a sus sedes a los diversos colectivos locales interesados en participar en un movimiento regenerador de la Fiesta. Tampoco se debiera descartar el apoyo directo a las carreras de determinados novilleros.
El Escenario
Ya hace unas cuantas décadas que se inauguraron las primeras plazas de toros modernas. Zaragoza (1988) fue la primera que instaló una ‘txapela móvil’ que se abre o cierra en función de la meteorología que impera cada tarde. Aunque el primer escenario completamente cubierto, creo que fue el de La Coruña (1991), al que siguieron los correspondientes a Carabanchel (2000), Leganés (1996), Logroño (2001), Aranda de Duero (2005), Morazarzal (2005), Vitoria (2006), Illescas (2007), Arnedo (2010), León, próximamente, Burgos…Sin olvidarnos de ‘El Txofre’ donostiarra (1998), donde todos los munícipes sin excepción, unos por convencimiento, y otros por calculada y vergonzante dejadez, han permitido que permanezca clausurado por segundo año consecutivo. Cuando se inauguraron los novísimos taurodromos, los aficionados pensaron que la programación taurina se prolongaría durante los meses invernales. Por desgracia, en todos ellos sigue brillando por su ausencia cualquier tipo de festejo invernal.
Es evidente que la mayoría de los escenarios taurinos necesitan modernizarse. No tiene sentido contar con decenas de ruedos que solo se utilizan unos cuantos días al año. Además, de que se han quedado alejados de las necesidades del espectador del s.XXI. Solo por poner un ejemplo de lo obsoleto que es la puesta en escena de los espectáculos taurinos; es difícil de entender como en la mayoría de las plazas, incluida la de Vista Alegre, parezca normal que el anuncio de los pesos de los toros, se realicen mediante una tablilla de madera que un empleado muestra desde el tercio ¿Se imaginan San Mamés Berria informando de los cambios de jugadores con una pancarta de características similares? ¿O en el descanso a unos cuantos empleados pintando las rayas que delimitan las áreas?
La puesta en escena y promoción de los festejos taurinos debiera cambiar de manera radical. No se puede permanecer instalados en el s.XIX. Hay que modificar todos los elementos que intervienen en las funciones de toros; comenzando por la información que se ofrece (se debieran instalar pantallas electrónicas en los tendidos que informen de los nombres y características de los toreros y de las cuadrillas que actúan, las características de los toros que se lidian, la concesión de trofeos que se otorgan…), la música que acompaña a los mejores momentos del espectáculo- que no se pueden seguir ciñendo a los tradicionales pasodobles-, los vestidos de torear (hay que innovar con la ayuda de nuevos diseñadores), las combinaciones de ganaderías y toreros (con funcione mixtas; en las que intervenga, al menos, un novillero, recortadores, actuaciones musicales…), con la utilización del marketing promocional (internet es una herramienta inexplorada), etc.
Primeros actores
La Lidia es una representación viva de teatro dramático. Una de las características esencial de este tragedia es la ‘acción’, el toreo. Lo que sucede a lo largo de la representación taurina no está descrito con anterioridad, ni lo narra directamente ningún dramaturgo (el lidiador), sino que es presenciada por el espectador. La obra trágica ha sido puesta en escena para ser interpretada por los diversos actores taurinos, en directo y frente al público. Las corridas de toros son representaciones dramático-teatrales divididas en seis actos, que comienza cuando se abre el telón del paseíllo, y finaliza cuando se arrastra al ultimo burel. El espectáculo, a veces, pude ser tragicómico y, con excesiva frecuencia, un vodevil.
Como ocurre en las representaciones teatrales, en el toreo intervienen distintos tipos de actores con su correspondientes repartos de papeles (protagonistas, secundarios, terciarios, figurantes…). En todas las épocas ha habido actores principales que han llenado los tauródromo y han merecido el calificativo de figuras del toreo.. En estos momentos, el único que merece tal etiqueta, tal vez, sea, José Tomás.
Ahora, mas que nunca antes, las representaciones taurinas necesitan primerísimos actores, primeras figuras del torero. Artistas del drama taurino que atraigan a un publico nuevo y joven. Los actuales diestros debieran replantearse sus objetivos profesionales. El grado de figura del toreo se ostenta gracias a hechos claros y medibles, no haciendo el paseíllo cien tardes por temporada. Los buenos toreros no necesitan ‘hacer bolos’. Placido Domingo no canta en las fiestas de los pueblos. Por otro lado, los aspirantes a figuras del toreo, debieran tener presentes las características intrínsecas a los lideres de cualquier actividad: capacidad de comunicación, inteligencia emocional, fijarse metas claras, tener carisma, innovar…y, sobre todo, en el caso de los toreros, atraer espectadores a las plazas.
La programación
Los pasados meses falleció uno de los grandes interpretes de guitarra, Paco de Lucia ¿Se imaginan ustedes el numero de espectadores que habrían acudido a presenciar un espectáculo mixto: Curro Romero versus Paco de Lucia, por poner un ejemplo? ¿O lo que hubiera supuesto la lidia de tres toros, salteada con otras tantas actuaciones del artista de Algeciras? ¿Cuándo dinero habrían pagado los aficionados a estas dos artes complementarias entre si? ¿Se imaginan, que en lugar de los manidos pasodobles tradicionales, que Paco de Lucia hubiera amenizado el paseíllo, los entreactos y las faenas musicables de una corrida de toros? En el mismo sentido ¿Porque no se mezcla el toreo con sesiones de música moderna, flamenco, jazz o similar? Y, puestos a modernizar las funciones ¿Porque no se anuncian conciertos de toreo con el acompañamiento de las mejores orquestas sinfónicas del mundo? Seguro que atraerían un publico nuevo, interesado en descubrir la fiesta, a la vez que compensarían las malas tardes de toros. Siguiendo una línea de programación imaginativa ¿Tan difícil es, que en las grandes ferias, se programe una opera Carmen, tal vez en horario nocturno, mezclada con una sesión de Lidia?
La programación taurina es una de las partes fundamentales de la industria de los toros. La actual oferta de espectáculos es demasiado previsible. ¿Se imaginan a los empresarios teatrales programando siempre las mismas funciones con los mismos artistas y autores?
Y siguiendo con el ejemplo del escenario madrileño, única plaza con la de Sevilla y Valencia, que merecen ostentar el titulo de primera categoría, ¿No hay hueco en sus combinaciones veraniegas para programar una feria de novilleros? ¿Y, porque no se programan festejos con cuatro matadores y uno o dos novilleros? ¿O corridas de toros con la actuación de un novillero en el intermedio? Y, puestos a ser creativos ¿Porque no se programan funciones de cuatro toros rematadas con exhibiciones de recortadores o de toreo landes? Y, hablando de caballos, ¿Porque no se organizan funciones mixtas de rejoneo y exhibiciones ecuestres, en colaboración con la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre? Hay que abrir la fiesta a nuevos actores que ayuden a atraer a un publico nuevo; pues todas las anteriores especialidades también forman parte de la Tauromaquia.
Antonio Fernández Casado
Autor de los libros Bizkaia Taurina (escenarios de la Tauromaquia en Bizkaia) y Zacarías Lecumberri (El estoqueador aventurero), dentro de la colección Tauromaquia Vasca.
Este articulo se publicará en la revista del Club Cocherito de Bilbao, el mes de agosto de 2014
domingo, 6 de julio de 2014