Pordioseros…
No se como se llama aunque todos los días me cruzo con él en la calle. Es una persona que debe rondar los 90 años de edad. Es de estatura media, delgado, pelo canoso, con una cara más bien inexpresiva y muy temblorosa. En realidad tembloroso se muestra su todo su cuerpo. No entiendo mucho pero parece que sufre síntomas semejantes a los de las personas aquejadas de Alzheimer…Y sin embargo, sea invierno o verano, todos los días del año, desde hace por lo menos cinco, me la encuentro en una céntrica calle madrileña.
Cuando me cruzo con él, siempre me pregunto la misma cuestión: ¿Cuál habrá sido su profesión en el pasado?: Funcionario, maestro de escuela; tal vez, portero de alguna de las lujosas casas por las que merodea, camarero… También me pregunto si tendrá familia, estará separado o sí tendrá mujer, hijos o nietos.
Sí se que todos los días alrededor de las dos de la tarde lo encuentro apoyado contra la pared de un famoso banco…mendigando una limosna, con un cartel de contenido inteligible que se tiembla entre sus manos. Y todos los días me pregunto para que servirán los impuestos que religiosamente pago. Para que servirán los servicios sociales de los distintos gobiernos, incluido los servicios sociales más cercanos que dependen de la señora Carmena, que muchos días del año se baja en una parada de metro cercana a donde se encuentra este desvalido personaje. ¿Tan difícil es que le atiendan y averigüen sí le está manipulando alguna organización mafiosa, o, tal vez, algún miembro de su propia familia?
¡Políticos pordioseros!
Antonio Fernández Casado