San Ignacio de Loyola, Bilbao y la fiesta de los toros
Una de las referencias más antigua acerca la corrida de toros bravos en la bilbaína Plaza Vieja, o de San Antón, data de 1681; con ocasión del nombramiento de San Ignacio de Loyola (1491-1556), cómo patrón de Vizcaya, coincidiendo con el 125 aniversario de su fallecimiento; efeméride religiosa que complementó una función de toros, según el archivero Teófilo Guiard Larrauri:
«En 1680 se tomó por patrono del Señorío a San Ignacio de Loyola. El año siguiente,1681, celebró la Diputación la fiesta del nuevo patrón en el día de su advocación, el 31 de Julio, con una procesión general a la que asistió el Regimiento del Señorío, fuegos de pólvora y luminarias y una corrida de doce toros del campo de Salamanca, que se lidiaron en Bilbao el 4 de Agosto».[i]
El festejo, presidido por un retrato del Santo guipuzcoano, según el mismo Guiard, fue presidido por Agustín de Monteano y Barco -Corregidor de Vizcaya-, e Ignacio de Irusta –Diputado General de Vizcaya-; confirmando la simbiosis con que caminaban las fiestas religiosas y la lidia de ganado fiero:
«En el sitial de la presidencia, ocupada por el corregidor y diputado, se elevaba un decorado en forma de torre y en su lienzo céntrico se descubría la pintura del Santo Fundador».
Como parte del programa se ensogaron dos novillos, o celebró un sokamuturra,para entrenamiento de los vecinos más osados.
Esta misma efeméride fue ampliada por el jesuita Gabriel de Henao, en sus ‘Averiguaciones’,[ii]en las que recuerda como se engalanaba la plaza y la atracción que las corridas ejercían sobre los bilbaínos, quienes llenaban el escenario hasta las banderas de las embarcaciones atracadas en la Ría:
«La concurrencia fue tan crecida que no siendo suficientes los tendidos y ventanas de las casas, mil curiosos se encaramaron en los mástiles y vergas de los buques surtos en la ría, para poder disfrutar de las lidias taurinas, en las que excelentes diestros mostraron su habilidad e ingenio».
[i]»…en la Iglesia de San Vicente para hacer oración, por la festividad que se había estado celebrando en ella. No lo pudo conseguir por las puertas del lado de la Epístola, por hallarse cerradas, pasó a querer hacerlo por las principales. Al efecto entró en las barreras que estaban puestas frente a la fachada del templo y al entrar en el coso…». Teófilo Guiard Larrauri. H de la N V de B.
[ii]Averiguaciones de las Antigüedades de Cantabria ocupadas en explorar sucesos de los cántabros …y vascongados