Viuda de Atarfeño
María Luisa Jiménez Carvajal Viuda de Atarfeño (Guadix, 1911 – Granada, 1971) era una joven de gran atractivo físico, estatura regular y figura estilizada, que llamaba poderosamente la atención por sus grandes ojos negros. Con tan solo veinte años de edad había contraído matrimonio con el aspirante a figura del toreo Miguel Morilla Espinar Atarfeño, junto a quien asistía a los tentaderos de reses bravas, en los que habitualmente aprovechaba para poner en práctica las enseñanzas de su marido.
La joven esposa y su hijo de diecisiete meses presenciaron en directo en la plaza de Granada cómo un toraco de Moreno Santamaría segaba la vida de Atarfeño –amigo de García Lorca, quien al parecer le habría dedicado un poema–, el 2 de septiembre de 1934, justo unas semanas antes de que Juan Belmonte tuviese previsto doctorarle matador de toros. Al parecer esa misma tarde el novillero granadino contaba en su cuadrilla con el concurso de los subalternos anarquistas Arcollas y Galadí, posteriormente asesinados en compañía del poeta granadino.
Solo habían transcurrido ocho meses desde la desaparición de Atarfeño cuando su viuda tomó la arriesgada decisión, aún de luto riguroso, de mostrar sus conocimientos de lidiadora de reses bravas en un festejo mixto que tenía el objetivo de recaudar fondos para erigir un monumento en el camposanto de su pueblo que perpetuase la memoria de su esposo y, de paso, la ayudase a sacar adelante a su hijo Miguelillo.
De manera que Luisa, mujer garbosa y arrojada, se presentó, no de luces sino vistiendo un pantalón negro –y no demasiado ceñido– y una chaquetilla de piqué blanco sobre una camisa blanca con el cuello abierto, en el principal coso granadino, el 22 de junio de 1935 (con Alfonso Ordóñez Niño de la Palma II, Enrique Millet Trinitario II y reses de la igualmente viuda del marqués de Villamarta). Esa tarde sufrió un síncope tan grande como el fracaso que cosechó. Unos meses después fue incapaz de pasaportar otro utrero en Zaragoza, de manera que pasó la noche en los calabozos de una comisaría de policía.
Cuando ya había estoqueado alrededor de cuarenta festejos, la guerra civil cortó en seco su incipiente carrera taurina. Aún tuvo tiempo de ofrecer una última función en Tomelloso el 26 de junio de 1936 en un espectáculo cómico-taurino a favor de la Cruz Roja. Los primeros días de mayo había actuado en su pueblo.
Antonio Fernández Casado
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