El País. Dolores Aguirre Ybarra, ganadera de hierro

Dolores Aguirre, ganadera de hierro

Ayer falleció la ganadera Dolores Aguirre Ybarra (Berango, 1935).  Dolores estudio en los colegios del Sagrado Corazón de Bilbao y Pamplona. Cuando solo contaba veintiún años de edad contrajo matrimonio con el empresario de origen alemán, Federico Lipperheide. Dolores era una mujer de carácter recio y convicciones firmes. Una criadora de reses bravas por afición en una época en que la mayoría de sus colegas lo hacían por motivos crematísticos. Su autonomía económica le permitía la libertad de no someterse a la dictadura que pretendían imponerla los empresarios, los apoderados, o los veedores de toros. Sus bureles no se afeitaban. Su lidia se  realizaba sin trampa ni serrucho. Fuese bueno o malo su  juego, los toros siempre abandonaban los chiqueros íntegros. El camino de Dolores Aguirre a través del planeta taurino fue lento pero firme. Cada temporada los aficionados podían comprobar como sus reses afinaban su presencia, juego, y fiereza originaria; gracias a sus correctas y rigurosas faenas de tienta y selección de vacas y sementales.

El comportamiento de la ganadera de Berango tenía -según confesión propia- dos referencias vitales: la honestidad, heredada de su apellido, y la integridad personal, que quedaba reflejada en el juego que ofrecían sus fieras. Bovinos, que de acuerdo con sus propias palabras :»sólo se atreven a torearlos los desperados de la vida, los que no tienen un duro«. De acuerdo, con otras de sus convicciones mas pertinaces, la fortaleza de sus cuatreños, o el secreto por el que casi nunca se caían, es que cada mañana les obligaba a realizar una hora de footing, espoleando la manada con un grupo de caballistas.

Por todo ello, el Club Cocherito, en uno de sus tradicionales banquetes anual, homenajeó a Dolores Aguirre, en su doble condición de ganadera y aficionada a la fiesta brava.

Aguirre adquirió la ganadería de bravo en 1977. Esta reata pasta en las 1.300 hectáreas de  extensión, en la Dehesa Frías del Huéznar, entre las localidades sevillanas de Constantina y Lora del Río. La vacada procede del Conde de la Corte por partida doble. Pues en su día compró una punta de reses a Pilar Fernández Cobaleda y, otra, a su padre, Atanasio Fernández, las que padreó con los sementales, Ali y Tamaric, adquiridos al anterior aristócrata, en 1983. La propiedad del hierro procede de María Teresa Osborne. En la actualidad contaba con unas 120 vacas de vientre y 60 sementales.

Su debut, el 25 de marzo de 1978, tuvo lugar en la plaza de Málaga (Curro Romero, Paquirri y Manzanares). Desde entonces ha sido uno de los hierros fijos en los Sansidros, y en los Sanfermines pamplonicas. En Las Ventas es donde alcanzó sus mayores éxitos. De manera que curso de 1994, uno de sus toros fue galardonado con el Premio de la Comunidad de Madrid, a la corrida más brava del concierto. Su presentación en Bilbao el mes de agosto de 1987 fue uno de sus mayores fiascos, pues en la plaza de su tierra nunca consiguió redondear su triunfo más soñado.

Goian Bego, la Margaret Tatcher de los ganaderos.

 

 

Antonio Fernández Casado

 

Autor de Toreros de Hierro

Publicado en El País, el sábado 13 de abril.