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Cocina txakolinera y cocherista

Cocina txakolinera y cocherista

Entre las calles de Pozas y García Rivero y, posteriormente, en la de Egaña, sobre el solar donde se levantó el cine Olimpia, se encontraba el Txakoli Zollo.

En el Zollo se comía admirablemente bien gracias a las hermanas Tomasa y Victoria Asua, propietarias y cocineras también del Txakoli de Tablas. Posteriormente, a Tomasa la sustituyó al frente de los fogones su hija Carmen hasta la clausura del local en 1936. Sus amplios comedores podían acoger hasta 200 tragaldabas. Una de sus recetas más populares era el Bacalao a la Bilbaína.

No hacia muchos años que se había fundado el Club Cocherito, cuando sus socios comenzaron a frecuentar el Zollo, uno de los centros de reunión más populares de la Villa. Incluso, Cástor Jaureguibeitia celebró allí mismo el final de la temporada de 1916, 1917 y 1918, acompañado de sus numerosos seguidores. El biógrafo del primer medio siglo de vida del Cocherito, Pepe Albeniz, levantó acta de las características más sobresalientes del merendero:

“…y bajo el dosel que brindaba el oasis de la arboleda de Indautxu, se distribuían los comensales por las diferentes mesas del chacolí, pulcramente ataviadas con el fuerte hilo de del país, los platos albos y limpios como el oro. Los vasos de boca ancha relucientes cual espejos y las jarras de barro repletas de zumo de la tierra. Allí se encontraba la cocina chacolinera sin refinamientos rebuscados, ni artificiales, pero muy nutritiva”.