Prologo a la Exposición de maquetas de las antiguas plazas de toros de Bilbao (1300-1982), obra de Jaime Laita del Barc
Las corridas de toros no comienzan a las cinco de la tarde ni acaban dos horas después. Las consecuencias de la Lidia de ganado fiero conlleva cientos de momentos mágicos que acontecen sobre la arena y se prolongan en el tiempo, a veces para siempre. En muchas ocasiones, gracias a las cientos de obras literarias de inspiración taurómaca y el aval de otros tantos ilustres escritores y revisteros, pasados y actuales. Lo mismo ocurre gracias a la poesía, el cine, el teatro, la pintura, la escultura, la arquitectura…
Y para demostrarlo, el Club Cocherito de Bilbao presenta un ejemplo real como la lidia misma: la exposición de doce maquetas de otras tantas teatros tauromáquicos que han existido en la capital vizcaína a lo largo de los últimos siete siglos; todas las cuales se recogen en este catalogo y exposición correspondiente en los salones del Hotel Carlton durante los nueve dias de las Corridas Generales, y que el Cocherito se complace en presentar a los aficionados a los toros –locales y foráneos, que estos días nos visitan- y a aquellos ciudadanos bilbaínos interesados en conocer la historia de la Villa.
Como se podrá comprobar gracias a la exposición de las maquetas de los distintos circos taurinos, la tradición de la Tauromaquia en Bilbao es tan antigua como la propia Villa. Y por sí a alguien le queda alguna duda aquí están los documentados trabajos del cartujo bilbaíno y artista autodidacta, Jaime Laita del Barco: doce maquetas de otras tantas plazas de toros antiguas, realizadas, una a una, con papel y una infinita paciencia, sin animo de lucro y una gran generosidad intelectual. Y sobre todo, porque Jaime las acompaña de una gran documentación didáctica que conlleva la muestra de los planos de algunos de los cosos, en los que aparecen reflejados los espacios geográficos en los que se levantaban los ya desaparecidos escenarios taurómacos.
Antonio Fernández Casado
Presidente del Club Cocherito de Bilbao